miércoles, 14 de abril de 2021

LA HISTORIA DEL NACIONALISMO: ALIANZA LIBERTADORA NACIONALISTA



Fundación: AJN (1937) 1943 (ALN)

Disolución: en la práctica desaparece el 21 de septiembre de 1955

Líder destacado: Juan Enrique Ramón Queraltó

Otros referentes: Alberto Bernaudo; Piquillín González Iramain; Oscar Serantes Peña; Bonifacio Lastra

Orientación: nacionalismo popular

Secundarios: Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES)

Universitarios: Sindicato Universitario Argentino (SUA)


El hombre:

De tiempo en tiempo, y según la época, aparece entre los inventores, investigadores y genios de las distintas ciencias, un conductor capaz de enseñar y guiar asumiendo la responsabilidad de la dirección. En 1935, ese hombre o mejor dicho, aquel muchacho que sobresalía entre los de la juventud estudiosa por sus condiciones morales e ideales, se llamaba Juan Queraltó.

Por primera vez el nacionalismo dejaba de ser elitista. Ya no va a estar dirigido por hombres de apellidos patricios ni por oficiales del Ejército o de la Armada, sino por un muchacho de clase media, hijo de un inmigrante español, y militante de la Legión Cívica Argentina.



De sus ideas compartidas por un grupo estudiantil, nació la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios (UNES), que en el día de su fundación, lo eligió jefe por aclamación general de los organizadores, teniendo como colaboradores inmediatos a Alberto Bernaudo en carácter de Secretario General, y a Piquillín González Iramain como Tesorero. Entre los muchos valores de los jóvenes nucleados en la UNES se destacaban Oscar Serantes Peña y Arancibia Rodríguez. El conjunto juvenil se aprestaba para establecer los cimientos que constituyen la firme base para la unidad nacional.

La UNES tomó incremento en los colegios secundarios de toda la nación y se afiliaron a la entidad muchos jóvenes que no eran estudiantes, y por esta razón en 1937, se resolvió fundar la Alianza de la Juventud Nacionalista, nucleando así a la juventud que en grupos selectos y dispersos, luchaban con dificultad en el sendero del estudiante, y otros ajenos al estudiantado, que también buscaban la verdad de la causa en procura de reformas morales, siguiendo el ejemplo de los fundadores del movimiento que continuó teniendo como jefe a Juan Queraltó, siempre secundado por Bernaudo y Serantes Peña.


Marcha de la Soberanía:

La Alianza de la Juventud Nacionalista organizó el 1º de mayo de 1938 la Marcha de la Soberanía, para disputar a la izquierda aquella jornada de los trabajadores.

Los actos nacionalistas solían ser o en el Monumento al Trabajo de Paseo Colón, o bien en la plaza San Martín, de Retiro.

En su mejor momento la Alianza logró reunir a más de 10.000 nacionalistas en una misma concentración.



Manifestación aliancista en la plaza San Martín.


Aliancistas colocan coronas en el Monumento al Trabajo.

En 1943 por Decreto del Gobierno Provisional del General Pedro Pablo Ramírez, al disolver los partidos políticos, incluyó a las entidades nacionalistas, entre las que se encontraba la Alianza de la Juventud Nacionalista.


Nace la Alianza Libertadora:


En 1943 surgió la Alianza Libertadora Nacionalista, siempre con Queraltó en la jefatura que piensa, desea y obra buscando una combinación, que sin engendrar eternas y estériles disputas, saquen del profundo abismo de los errores a los que pasivamente permanecían en la obscuridad con escepticismo y sin idealismo.


La unión hace la fuerza:


Hay que entender que por aquellos años eran muy numerosos los grupos nacionalistas. Así es que varios de ellos se van a ir sumando a la Alianza, entre otros la vieja Liga Patriótica, la Legión Cívica Argentina, la Legión de Mayo o la Liga Republicana.

Una fracción de Renovación (movimiento católico) con Bonifacio Lastra a la cabeza, se une como una parte del todo en la unidad de la Alianza. Un grupo de la Liga Republicana con el escribano Hernán Seaber a la cabeza hace lo propio.


Homenajes:

No hay nación sin próceres, y así es que los distintos grupos nacionalistas se ponían de acuerdo para homenajearlos.

Entre otros homenajes se realizó un acto en memoria del brigadier general Cornelio Saavedra, y en el sexto aniversario de la muerte del teniente general José Félix Uriburu, el nacionalismo le rindió homenaje ante su tumba.


17 de octubre de 1945:

La historia argentina nos relata dos hechos políticos trascendentales, que por haber sido el pueblo mismo quien los ejecutó, han transformado la realidad política del país. El primero de ellos fue la llamada Revolución de los Orilleros, en la que los hombres «de poncho y chiripá» sostuvieron a Cornelio Saavedra frente a los afrancesados morenistas. El otro es el 17 de Octubre, años más tarde conocido como Día de la Lealtad.

Es un hecho conocido de la historia reciente, por lo que vamos a pasar a lo que nos compete:

Entre las columnas que avanzaban hacia la plaza de Mayo estaban los nacionalistas de la Alianza, y entre ellos el joven Darwin Ángel Passaponti, de 17 años y delegado de la UNES, que además era poeta.

Cuando las columnas se retiraban por la avenida de Mayo, desde la terraza del diario comunista Crítica, los izquierdistas comenzaron a disparar a la multitud. El joven nacionalista recibió un disparo en la cabeza y tendido en la calle, murió mirando al cielo estrellado.

Meses antes de su trágico final había escrito en el periódico «Amanecer» lo siguiente:

«Quise cruzar la vida con la luz del rayo, que el espacio alumbra, seguro de no vivir más que un instante, seguro de no morir debilitado. Así como el rayo: corto, breve, soberano...»

El mártir del nacionalismo fue enormemente homenajeado por sus camaradas, quienes empapelaron todo el centro con su imagen y un fragmento de su conocido poema.

Sobre la avenida de Mayo un monolito yace en perpetuo homenaje.




El Acta de Chapultepec:

Desde la entrada de los Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, los yanquis buscaban la intervención de los países americanos a su favor, imponiendo su Doctrina Monroe a todo el continente. Sólo la Argentina se oponía a la hegemonía norteamericana, y por eso recibía constantes presiones por parte del país del norte, llegando incluso a no reconocer y amenazar al gobierno del General Pedro Pablo Ramírez.

Durante los primeros años del gobierno del General Perón la relación con la Alianza es buena, hasta que el General decide firmar el acta, cediendo a la presión norteamericana.

Inmediatamente los nacionalistas de la Alianza reaccionaron, y el hecho de protesta más recordado es el de tratar de lanzar una bomba inactiva sobre el Congreso Nacional, para que los legisladores no aprobaran el tratado. Frente a las protestas el gobierno responde metiendo presa a la plana mayor aliancista. Sin embargo, Perón al enterarse de los hechos, libera a los nacionalistas. A pesar de eso, la relación ya no sería como antes.


El fin de la Alianza:

A partir de la muerte de Evita la situación empeoró. En el 46 asume como Ministro del Interior Ángel Borlenghi, de pasado socialista, y empieza a perseguir a los aliancistas.

Un día entran al local de Corrientes y San Martín agentes de la Policía Federal al mando de Borlenghi, y por medio de un acto de fuerza imponen a Patricio Guillermo Kelly al frente de la organización. A partir de ahí Kelly comienza a vaciar de contenido nacionalista a la Alianza, y la transforma en una fuerza de choque del gobierno.


La fusiladora:

El 16 de septiembre de 1955 se produce la llamada Revolución Libertadora. Buscan alinear al país con las potencias liberales y, como no podía ser de otra manera, su gran enemigo eran los nacionalistas.

El 21 de septiembre las tropas golpistas rodean la sede central de la Alianza, y luego de intimar a los nacionalistas, quienes obviamente no se rinden, deciden derrumbarla a cañonazos. Adentro quedaron los restos de aproximadamente 50 militantes.


Local de la Alianza, cañoneado por las tropas golpistas.

Después de la trágica jornada del 21 de septiembre, la Alianza pasa a la clandestinidad. Encarcelada o prófuga su plana mayor, resiste en algunos focos del Gran Buenos Aires y de otras ciudades del interior, y pasa a integrar, de manera más o menos orgánica, la Resistencia Peronista.


¿Qué pasó con Queraltó?

Luego de varias detenciones, torturas, e intentos de asesinato, y estando en prisión, Queraltó logra comunicarse con Perón, quien consigue enviarlo a la embajada en el Paraguay, gracias a su amistad con el Gral. Stroessner. Desde allí se pone en contacto con otros miembros de la resistencia, entabla amistad con camaradas paraguayos, y lucha desde el exilio.

Luego de largos años en Asunción, en 1969, durante el gobierno del Gral. Onganía, puede regresar al país. Recién en 1973 logra reorganizar a la Alianza dentro del Movimiento Nacional Justicialista.


Herencia:

La Alianza pasó a la historia como la organización política nacionalista más importante, y su herencia continúa hasta hoy. Sin embargo, habrá un grupo que en los años 60 heredará como ningún otro el espíritu aliancista, y especialmente el de su juventud, la UNES.


Anexo fotográfico:



Los aliancistas portaban este cóndor en la solapa del saco.


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