Oración que el General Juan Domingo Perón, en su carácter de Presidente de la República, le ofrendara a la Santísima Virgen el 15 de noviembre de 1953, en ocasión de la coronación de la Santa Imagen en la Plaza de Mayo. Expresa el agradecimiento a la Santísima Virgen por el amparo que nos ha brindado en nuestra historia patria, y el compromiso de luchar por la Paz y la Justicia para cumplir con nuestro destino histórico de Nación.
El Gral. Juan Domingo Perón apadrina la coronación en Plaza de Mayo.
En esta fecha tan cara al pueblo argentina, consagrada a la Virgen de Luján como Patrona de la Patria y de la Nación Argentina, queremos rendir nuestro homenaje con la oración que el General Juan Domingo Perón, en su carácter de Presidente de la República, le ofrendara a la Santísima Virgen el 15 de noviembre de 1953, oración con la que supo expresar el agradecimiento a la Virgen por su amparo a los humildes en nuestra historia patria y el compromiso de luchar por la Paz y la Justicia para cumplir con nuestro destino histórico de Nación.
La oración del Presidente de la Nación, General Juan Domingo Perón:
“Señora Nuestra de Luján: Muchas veces he levantado mis ojos hacia vuestra imagen que ha sido permanentemente compañía de mi fe por todos los caminos de mi vida.
“Pero en esta solemne ocasión extraordinaria se elevan hacia vuestro corazón las miradas y las voces que quieren expresar por mi intermedio los sentimientos y los pensamientos del Pueblo Argentino, que es la Patria, cuya representación humildemente invisto.
“El pueblo argentino, sus hombres y sus mujeres, sus niños y sus ancianos, sus pobres y también sus ricos de buena voluntad, sus obreros y también sus empresarios, sus fuerzas espirituales, sus fuerzas armadas, el pueblo argentino, con todos sus hijos, los que viven en los campos, en los pueblos y en las ciudades de la Patria, los que tienen nuestra Fe y aún los que sin tenerla, os respetan, señora de Luján, como símbolo de la unidad espiritual de la Nación, que vuestra pequeña imagen representa…todo el Pueblo Argentino os agradece, antes que nada, vuestra compañía permanente y humilde, cumplida desde vuestra villa de Luján a través de todas las jornadas y a través de todas las vicisitudes de nuestra historia.
“Os lo agradece como solemos agradecer los hijos, tarde o temprano, esa compañía espiritual que representa la inquietud de nuestras madres siguiéndonos, desde cerca o desde lejos, desde la tierra o desde el cielo, por todos los caminos de la vida.
El Gral Perón, padrino de la ceremonia, entrega la corona ya bendecida a S.E.R. Copello, para que le sea impuesta a la Virgen, de acuerdo al decreto pontificio oportunamente dado.
«Desde la humildad de vuestra imagen, materializada en vuestra pequeñez y en vuestro rostro tostado por el sol de nuestra tierra criolla, y desde vuestra propia historia, que ensalzó la de los humildes y humilló a los soberbios para enseñarles el camino de la humildad, desde vuestra imagen donde fueron grabadas para siempre con divina inspiración, nos llegan vuestras dos consignas maternales: la paz y la justicia.
Ya ha sido coronada la Virgen de Luján, y el Presidente de la Nación, General Perón, hace la venia a la sagrada imagen.
En esta fecha extraordinaria os prometemos mantenernos dentro de nuestras posibilidades humanas y con vuestra ayuda, fieles a vuestro mandato.
Queremos la paz de todos los argentinos, de todos los pueblo de América y de todos los pueblos del mundo. Pero no la queremos si no es justa, según vuestra consigna.
Precisamente para que se cumpla vuestro anhelo infinito de paz, nos proponemos y os prometemos, madre de los argentinos, a luchar por la justicia entre los hombres y entre los pueblos.
Os pedimos en cambio, la compañía eterna de vuestra humildad ejemplar, para que humildemente sepamos cumplir nuestro destino sin que jamás nos domine la soberbia”.
Y os pedimos la ayuda de Dios para que mirando vuestra imagen nunca olvidemos que solamente los humildes salvarán a los humildes, y que para ser fieles a nuestra vocación de paz y de justicia, nos mantengamos todos unidos y en la humildad, la única y tal vez la última fuerza que Dios ha querido dejar sobre la tierra para que volvamos a la Fe, a la esperanza y al amor, donde reside la auténtica felicidad de los hombres y la grandeza fundamental de los pueblos».
Fuente:
http://nacionalypopular.com/2018/07/11/peron-oracion-por-la-virgen-de-lujan/
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