domingo, 25 de abril de 2021

A 50 AÑOS DEL VUELO DE LOS CÓNDORES...

El 28 de septiembre de 1966, un comando nacionalista del movimiento Nueva Argentina (desprendimiento del movimiento nacionalista Tacuara), ocupó simbólicamente las Malvinas, izando siete banderas argentinas, entregando una proclama al gobernador pirata, y rebautizando puerto Stanley como puerto Gaucho Rivero.

La planificación previa.

Un antecedente:

Dos años antes, el 8 de septiembre de 1964, Miguel Lawler Fitzgerald, un piloto civil argentino, con su pequeño avión Cessna 185 matrícula LV-HUA y bautizado «Don Luis Vernet», voló hacia las islas Malvinas desde la ciudad de Río Gallegos y aterrizó en la pista del hipódromo de Puerto Stanley. Enarboló una bandera argentina, y exigió infructuosamente ser recibido por el gobernador británico, para reclamarle por la soberanía argentina sobre el archipiélago. Luego emitió una protesta y regresó al continente antes de ser atrapado por las fuerzas británicas.



A su regreso, Fitzgerald fue recibido por una multitud que se había reunido en el aeródromo metropolitano de Buenos Aires, que lo saludó como a un héroe. Iba a ser sancionado por la Fuerza Aérea Argentina, que iba a retirarle su licencia de piloto, pero ante las masivas expresiones de apoyo al piloto, el presidente Arturo Illia decidió anular el castigo. Miembros del Movimiento Nacionalista Tacuara lo subieron a una camioneta y lo llevaron a dar vuelas por toda la ciudad.

Operación Cóndor:

Alrededor de las seis de la mañana del miércoles 28 de septiembre, 18 jóvenes argentinos, entre los que había una mujer, tomaron el control del vuelo 648 de Aerolíneas Argentinas que la noche antes había despegado del aeroparque Jorge Newberry hacia Río Gallegos. Fue el inicio del Operativo Cóndor.

Dardo Cabo, alias Lito, un joven alto y delgado de 25 años, periodista y afiliado a la Unión Obrera Metalúrgica, era el jefe del comando. Lo secundaba Alejandro Giovenco, de 21 años, de baja estatura pero fornido, apodado El Chicato a causa del grueso aumento de sus lentes.




Ambos entraron con pistolas a la cabina y le ordenaron al comandante del Douglas DC-4, Ernesto Fernández García, que cambiara el derrotero. «Ponga rumbo uno-cero-cinco», dijo Cabo. El piloto obedeció y enfiló la nave, con 35 pasajeros a bordo, rumbo a las Malvinas.

La periodista y dramaturga María Cristina Verrier, de 27 años, era la tercera al mando del grupo. Su padre, César Verrier, había sido juez de la Suprema Corte de Justicia y funcionario del gobierno de Arturo Frondizi (1958-1961). Un tío de la muchacha, Roberto Verrier, fue ministro de Economía durante tres meses de 1957, en tiempos de la «revolución libertadora».
Esa mañana del 28 de septiembre, el general Onganía ignoraba lo que estaba sucediendo en el archipiélago sur. Una de sus mayores preocupaciones era la preparación del partido de polo que jugaría con Felipe de Edimburgo, el príncipe consorte inglés, quien se hallaba de visita en Buenos Aires.
Sir Cosmo Dugal Patrick Thomas Haskard era el gobernador de la isla, pero ese 28 de septiembre de 1966 no se encontraba en el archipiélago. Lo suplantaba el vicegobernador.
Puerto Stanley carecía de pista de aterrizaje. Aquel día, el radioaficionado Anthony Hardy fue el primero en divulgar una noticia que conmovió a millones de argentinos: un avión Douglas DC-4 había descendido a las 8:42 en la embarrada pista de carreras cuadreras, de 800 metros. Su emisión se captó en Trelew, Punta Arenas y Río Gallegos. Y de esas ciudades se retransmitió a Buenos Aires. Habían transcurrido 133 años desde la última presencia oficial argentina en las Islas Malvinas.
Los muchachos descendieron del avión y desplegaron siete banderas argentinas, las cuales flamearon durante 36 horas. El Operativo Cóndor tenía previsto tomar la residencia del gobernador británico y ocupar el arsenal de la isla, mientras se divulgaba una proclama radial que debería ser escuchada en Argentina. El objetivo no se pudo cumplir porque el avión, de 35 mil kilos, se enterró en la pista de carreras y quedó muy alejado de la casa de sir Cosmo Haskard. La nave, además, fue rodeada por varias camionetas y más de cien isleños, entre soldados, milicianos de la Fuerza de Defensa y nativos armados.






Bajo la persistente lluvia y encandilados por potentes reflectores, los comandos bautizaron el lugar como Aeropuerto Antonio Rivero. El sacerdote católico de la isla, Rodolfo Roel, intermedió para que los restantes pasajeros -entre los que se encontraba Héctor Ricardo García, director del diario Crónica y de la revista Así- se alojaran en casas de kelpers, mientras los cóndores permanecían en el avión.

Al anochecer, Dardo Cabo le solicitó al padre Roel que celebrara una misa en la nave y después los 18 jóvenes cantaron el Himno Nacional. Al día siguiente, luego de formarse frente a un mástil con una bandera argentina y entonar nuevamente el himno, el grupo entregó las armas al comandante Fernández García, única autoridad que reconocieron. Los muchachos fueron detenidos bajo una fuerte custodia inglesa durante 48 horas en la parroquia católica. Jamás entregaron las banderas.
El sábado al mediodía, el buque argentino Bahía Buen Suceso embarcó a los 18 comandos, la tripulación del avión y los pasajeros rumbo al sur argentino, a donde llegaron el lunes de madrugada. Los jóvenes nacionalistas fueron detenidos en las jefaturas de la Policía Federal de Ushuaia y Río Grande, en el territorio nacional de Tierra del Fuego. Interrogados por un juez, se limitaron a responder: «Fui a Malvinas a reafirmar nuestra soberanía». Quince de ellos fueron dejados en libertad luego de nueve meses de prisión. Dardo Cabo, Alejandro Giovenco y Juan Carlos Rodríguez permanecieron tres años en prisión debido a sus antecedentes político-policiales como militantes.


María Cristina Verrier, hija de un juez, y Dardo Cabo, hijo de un famoso dirigente gremial, se casaron en la cárcel.

El 22 de noviembre de 1966, los integrantes del comando fueron enjuiciados en Bahía Blanca. Como el secuestro de aviones aún no estaba penalizado en Argentina, los cargos de la fiscalía fueron «privación de la libertad», «tenencia de armas de guerra», «delitos que comprometen la paz y la dignidad de la Nación», «asociación ilícita», «intimidación pública», «robo calificado en despoblado» y «piratería». Así trató la dictadura militar del general Onganía al grupo de jóvenes patriotas, a quienes definió como «facciosos».

«Fui a Malvinas a reafirmar la soberanía nacional y quiero aclarar que en ningún momento me he entregado a las autoridades inglesas, sino que acepté el hospedaje de la Iglesia católica ofrecido a través del arzobispo de las islas Malvinas; que me consideré detenido por la autoridad argentina que allí reconocí en el comandante de Aerolíneas, entregándole al gobernador de Tierra del Fuego e Islas Malvinas, señor almirante Guzmán, las banderas argentinas que flamearon en tierra malvinera durante treinta y seis horas». (Dardo Cabo)

Casi cuatro décadas después, ningún libro de historia o manual escolar recuerda la gesta. La Academia liberal, mitrista y sarmientina, continúa en la jefatura de la «policía del pensamiento».


Movimiento Nacionalista Nueva Argentina


Homenaje a los cóndores

Estas fueron las 18 personas que formaron parte del "Operativo Cóndor", con sus edades y ocupaciones al momento del hecho:

Dardo Manuel Cabo, 25 años, periodista y metalúrgico;

Alejandro Armando Giovenco, 21, estudiante (subjefe del grupo);

Juan Carlos Rodríguez, 31, empleado;

Pedro Tursi, 29, empleado;

Aldo Omar Ramírez, 18, estudiante;

Edgardo Jesús Salcedo, 24, estudiante;

Ramón Adolfo Sánchez;

María Cristina Verrier, 27, periodista y autora teatral;

Edelmiro Ramón Navarro, 27, empleado;

Andrés Ramón Castillo, 23, empleado;

Juan Carlos Bovo, 21, obrero metalúrgico;

Víctor Chazarreta, 32, metalúrgico;

Pedro Bernardini, 28, metalúrgico;

Fernando José Aguirre, 20, empleado;

Fernando Lizardo, 20, empleado;

Luis Francisco Caprara, 20, estudiante de ingeniería;

Ricardo Alfredo Ahe, 20 estudiante y empleado y

Norberto Eduardo Karasiewicz, 20, obrero metalúrgico.



lunes, 19 de abril de 2021

✠ ORACIÓN A CRISTO REY POR LA PATRIA ✠




Señor Nuestro Jesucristo

Rey de las Naciones y de los corazones

Dios que todo lo creaste, lo redimiste,

y has hecho a nuestro pueblo cristiano;

mira con ojos benévolos a ésta nuestra querida Patria

Consagrada a tu Santísima Madre

y escucha a tus hijos que quieren volver a Ti.


¡Oh Rey! cristianos hemos nacido,

y cristianos queremos ser

Nuestra Patria es su historia católica,

y su destino de grandeza es llevar

Tu nombre como bandera.

Atiéndenos, Señor, en esta jornada aciaga,

y, si está en tu Santísima Voluntad,

aparta de nosotros este cáliz de amargura

dándonos la gracia de reconquistarte la Argentina


Que tu Madre, Reina nuestra,

Conductora y Vencedora en la lucha final,

aplaste la cabeza del enemigo que avanza

extendiendo su poder internacional

Que el ángel que custodia nuestro suelo

aparte de nosotros la perfidia judía,

el terror comunista y la siniestra masonería.

Aniquilen tus arcángeles a las sectas invasoras,

y guarden a nuestras juventudes

de la corrupción mental y moral.


Pero no se haga nuestra voluntad, sino la tuya;

y si prefieres para nosotros

la noche obscura de una pasión nacional.

Te pedimos, Rey de los Reyes,

no permitas que tu pueblo sea traidor,

antes prepáranos y danos el triunfar en el martirio,

para la gloria de tu Divina Majestad,

en reparación por tanta historia laica,

y para que, bajo el manto de la Virgen Soberana,

te adoremos en la Patria Eterna,

con los que lucharon por Ti.


Amén.

miércoles, 14 de abril de 2021

HITOS DE LA ARGENTINIDAD

Se denomina Hito de la Argentinidad a cada uno de los monolitos que se hallan en diferentes puntos de la Ciudad de Buenos Aires y de la Provincia de Buenos Aires, Argentina, que representan y conmemoran sucesos ocurridos durante la Reconquista de Buenos Aires en 1806.


Los Hitos de la Argentinidad fueron colocados en 1974 por el Instituto de Investigaciones Históricas del Fondo de la Legua. Esta institución amojonó en distintos lugares un monolito con una placa y una leyenda que recuerdan sucesos relacionados con la Reconquista que hayan ocurrido en los respectivos sitios, especialmente el recorrido de 40 leguas realizado por Juan Martín de Pueyrredón a caballo juntando milicianos para combatir a los ingleses. Al haberse detenido en Navarro, Luján, San Isidro, Baradero, etc. hay, en cada uno de esos sitios, un hito. También el recorrido de las fuerzas que al mando de Santiago de Liniers, atravesaron Tigre, San Fernando, San Isidro, parte de San Martín y Vicente López, para llevar a cabo la reconquista de la ciudad de Buenos Aires ocupada por una expedición militar británica.

En la ciudad de Buenos Aires hay cuatro hitos en total: en la Plaza General San Martín, en el barrio de Chacarita, en la intersección de la Avenida Corrientes con la calle Jorge Newbery, en la Plaza Miserere, y en Balcarce 50 (dirección de la Casa Rosada).

Todos los hitos exhiben además, una mayólica de la Virgen de Luján y una inscripción que dice:

«Del manto celeste y la túnica blanca de la Virgen de Luján fueron tomados nuestros colores patrios. A falta de uniforme los gauchos de Pueyrredón usaron como distintivo en 1806, dos cintas llamadas "las medidas" de 38 cm de largo, que era el alto de la Virgen».



Hito Nº 0, en Luján.

CORONACIÓN DE N. S. DE LUJÁN EN LA PLAZA DE MAYO (1953)

Oración que el General Juan Domingo Perón, en su carácter de Presidente de la República, le ofrendara a la Santísima Virgen el 15 de noviembre de 1953, en ocasión de la coronación de la Santa Imagen en la Plaza de Mayo. Expresa el agradecimiento a la Santísima Virgen por el amparo que nos ha brindado en nuestra historia patria, y el compromiso de luchar por la Paz y la Justicia para cumplir con nuestro destino histórico de Nación.



El Gral. Juan Domingo Perón apadrina la coronación en Plaza de Mayo.

En esta fecha tan cara al pueblo argentina, consagrada a la Virgen de Luján como Patrona de la Patria y de la Nación Argentina, queremos rendir nuestro homenaje con la oración que el General Juan Domingo Perón, en su carácter de Presidente de la República, le ofrendara a la Santísima Virgen el 15 de noviembre de 1953, oración con la que supo expresar el agradecimiento a la Virgen por su amparo a los humildes en nuestra historia patria y el compromiso de luchar por la Paz y la Justicia para cumplir con nuestro destino histórico de Nación.

La oración del Presidente de la Nación, General Juan Domingo Perón:

“Señora Nuestra de Luján: Muchas veces he levantado mis ojos hacia vuestra imagen que ha sido permanentemente compañía de mi fe por todos los caminos de mi vida.
“Pero en esta solemne ocasión extraordinaria se elevan hacia vuestro corazón las miradas y las voces que quieren expresar por mi intermedio los sentimientos y los pensamientos del Pueblo Argentino, que es la Patria, cuya representación humildemente invisto.
“El pueblo argentino, sus hombres y sus mujeres, sus niños y sus ancianos, sus pobres y también sus ricos de buena voluntad, sus obreros y también sus empresarios, sus fuerzas espirituales, sus fuerzas armadas, el pueblo argentino, con todos sus hijos, los que viven en los campos, en los pueblos y en las ciudades de la Patria, los que tienen nuestra Fe y aún los que sin tenerla, os respetan, señora de Luján, como símbolo de la unidad espiritual de la Nación, que vuestra pequeña imagen representa…todo el Pueblo Argentino os agradece, antes que nada, vuestra compañía permanente y humilde, cumplida desde vuestra villa de Luján a través de todas las jornadas y a través de todas las vicisitudes de nuestra historia.
“Os lo agradece como solemos agradecer los hijos, tarde o temprano, esa compañía espiritual que representa la inquietud de nuestras madres siguiéndonos, desde cerca o desde lejos, desde la tierra o desde el cielo, por todos los caminos de la vida.


El Gral Perón, padrino de la ceremonia, entrega la corona ya bendecida a S.E.R. Copello, para que le sea impuesta a la Virgen, de acuerdo al decreto pontificio oportunamente dado.


«Desde la humildad de vuestra imagen, materializada en vuestra pequeñez y en vuestro rostro tostado por el sol de nuestra tierra criolla, y desde vuestra propia historia, que ensalzó la de los humildes y humilló a los soberbios para enseñarles el camino de la humildad, desde vuestra imagen donde fueron grabadas para siempre con divina inspiración, nos llegan vuestras dos consignas maternales: la paz y la justicia.



Ya ha sido coronada la Virgen de Luján, y el Presidente de la Nación, General Perón, hace la venia a la sagrada imagen.


En esta fecha extraordinaria os prometemos mantenernos dentro de nuestras posibilidades humanas y con vuestra ayuda, fieles a vuestro mandato.

Queremos la paz de todos los argentinos, de todos los pueblo de América y de todos los pueblos del mundo. Pero no la queremos si no es justa, según vuestra consigna.



Precisamente para que se cumpla vuestro anhelo infinito de paz, nos proponemos y os prometemos, madre de los argentinos, a luchar por la justicia entre los hombres y entre los pueblos.

Os pedimos en cambio, la compañía eterna de vuestra humildad ejemplar, para que humildemente sepamos cumplir nuestro destino sin que jamás nos domine la soberbia”.

Y os pedimos la ayuda de Dios para que mirando vuestra imagen nunca olvidemos que solamente los humildes salvarán a los humildes, y que para ser fieles a nuestra vocación de paz y de justicia, nos mantengamos todos unidos y en la humildad, la única y tal vez la última fuerza que Dios ha querido dejar sobre la tierra para que volvamos a la Fe, a la esperanza y al amor, donde reside la auténtica felicidad de los hombres y la grandeza fundamental de los pueblos».

Fuente:


http://nacionalypopular.com/2018/07/11/peron-oracion-por-la-virgen-de-lujan/

LA HISTORIA DEL NACIONALISMO: EL FIN DE LA REVOLUCIÓN, EL DÍA DE LA LEALTAD, Y EL PRIMER TRIUNFO DEL JUSTICIALISMO

El fin de la Revolución:

La Revolución del 43 estaba llegando a su fin, al igual que la Segunda Guerra Mundial. El III Reich se había rendido el 8 de mayo de 1945, y la guerra sólo continuaría en el Pacífico hasta el 2 de septiembre del mismo año.

En Yalta y en Postdam, los vencedores planificaban el reparto del mundo, y en él no había lugar para nacionalismos. Así es que van a bloquear a los países que habían permanecido neutrales o a favor del Eje, como la España del Caudillo Francisco Franco, o la Argentina de la Revolución. Al bloqueo internacional se le sumó el aislamiento, al dejarlos fuera de la recién creada Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Sólo dos meses después de la capitulación alemana, en julio de 1945, el Presidente General Edelmiro Farrell desiste ante las presiones norteamericanas y entabla negociaciones para darle una salida a la crisis. Sin embargo, ésta no solo debía incluir el llamado a elecciones, sino también legalizar al Partido Comunista, clausurar a los periódicos nacionalistas como Clarinada o El Pampero, y apartar a los cuadros más nacionalistas del gobierno. La oposición democrática quiere que se entregue el poder a la Corte Suprema de Justicia, pero Farrell, en una última muestra de independencia, decide llamar a elecciones populares.


El 17 de octubre de 1945: Día de la Lealtad

El 8 de octubre de 1945, un enfrentamiento entre Juan Domingo Perón y el general Eduardo Ávalos, jefe de la poderosa guarnición de Campo de Mayo es dirimido mediante una votación de los oficiales superiores que decide exigir la renuncia de Perón, que en esos momentos ejercía simultáneamente los cargos de vicepresidente de la Nación, secretario de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión, por lo cual al día siguiente Perón renunció a todos sus cargos en el gobierno.

El 10 de octubre de 1945, el coronel Perón, «relevado de sus funciones», se despedía de sus compañeros desde el balcón de la Secretaría de Trabajo en la esquina de las calles Perú y Alsina (Actual Palacio Legislativo), y decía «Venceremos en un año o venceremos en diez, pero venceremos».

No alcanzaba dejarlo sin sus cargos y el gobierno lo detiene y lo traslada a la prisión de la isla Martín García, en la cañonera Independencia. El pueblo entraba en ebullición.

«Frente a mis ojos desfilaban rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras escasas cubiertas de pringues, de restos de brea, de grasa, de aceite. Llegaban cantando y vociferando, unidos en la impetración de un solo nombre: Perón. Un pujante palpitar sacudía la entraña de la ciudad.

Era el suburbio de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba por primera vez en su tosca desnudez original.

Era el sustrato de nuestra idiosincrasia y de nuestras posibilidades colectivas allí presentes, en su primordialidad, sin recatos y sin disimulos. Era el “de nadie” y el “sin nada”» (Raúl Scalabrini Ortiz).


La convocatoria al Paro General:

A todo esto, la CGT, avisada por el entonces Teniente Coronel Domingo Mercante, decide un paro, reclamando la libertad de Perón para el día 18 de octubre pero, de a poco, varones y mujeres fueron abandonando sus lugares de trabajo y dirigiéndose a la Plaza de Mayo a gritar su exigencia: querían que les devolvieran a Perón.

Eran inútiles los comunicados del Ministerio de Guerra que anunciaban que Perón no estaba detenido; una muchedumbre marchaba despacio, como podía, subidos a camiones, caminando, en bicicleta, ayudándose unos a otros, hermanados en un solo grito «Perón».

Cerca de medio millón de obreros exigían la inmediata liberación de Perón y la restitución de sus cargos. La ciudad de Buenos Aires fue tomada por decenas de miles de obreros, provenientes de las zonas industriales que venían creciendo en la periferia de la ciudad. Incapaces de disolver la protesta por medios pacíficos y no dispuestos a utilizar la fuerza militar para disolverla, al ver que los manifestantes no se retiraban por sí solos, Farrell y el nuevo Ministro de Guerra, Eduardo Ávalos, decidieron negociar. Ávalos accedió a entrevistarse con Perón en el Hospital Militar. Perón y Ávalos tuvieron una corta reunión en la que pactaron las condiciones: Perón hablaría a los manifestantes para tranquilizarlos, no haría referencia a su detención y obtendría que se retiraran y por otra parte el gabinete renunciaría en su totalidad y Ávalos solicitaría su retiro.

A las 23:10 Perón salió a un balcón de la Casa Rosada. Agradeció su presencia, recordó su labor en el gobierno, informó sobre su pedido de retiro, prometió continuar defendiendo los intereses de los trabajadores y, finalmente, pidió a los concurrentes que se desconcentraran en paz añadiendo que, por esta vez, les solicitaba que cumplieran el paro que habían prometido para el día siguiente. La manifestación se disolvió en ese momento, tal y como lo solicitó Perón. Este fue de este modo puesto en libertad, y pocos días después el gobierno militar estableció la fecha de las primeras elecciones generales libres en casi dos décadas: el 24 de febrero de 1946.

«Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción: pero desde hoy, sentiré un verdadero orgullo de argentino, porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la Patria... Y recuerden trabajadores, únanse y sean más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse nuestra hermosa Patria, en la unidad de todos los argentinos» (17 de octubre de 1945).






Elecciones del 24 de febrero de 1946:

Todo el mundo pensó que las elecciones estaban resueltas de antemano, que eran un mero trámite. El nacionalismo había sido vencido en Europa, y en eso se basó la campaña de la Unión Democrática y sus candidatos Tamborini y Mosca. Los EE. UU. no querían dejarlo librado al azar, y van a intervenir activamente a través de su embajador (la embajada norteamericana había sido reabierta en abril del 45), recientemente llegado a Buenos Aires, Spruille Braden. Sería conocido por su «Blue Book on Argentina» (escrito por un comunista español llamado Gustavo Durán) , en el que acusaba a la Argentina, y en particular a Perón, de fascistas.





Sin embargo el espíritu de la Revolución estaba vivo, y rápidamente se conformó un frente entre el Partido Laborista, de las organizaciones sindicales, la Unión Cívica Radical Junta Renovadora de Hortensio Quijano, y el Partido Independiente, del general Juan Filomeno Velazco y del contraalmirante Teisaire.


Proclama de la fórmula presidencial Perón Quijano.



Afiches de la Alianza Libertadora Nacionalista llaman a vencer al comunismo apoyando a Perón.

El frente nominó a sus candidatos a Presidente y Vicepresidente de la República: Juan Domingo Perón, de por entonces 50 años y Hortensio Quijano, por el radicalismo. Los esfuerzos de la Unión Democrática y de los norteamericanos eran contraproducentes, porque a cada acusación se respondía con inteligencia. El «libro azul» de Braden, fue contestado con el libro «Azul y Blanco», y la dicotómica consigna de «BRADEN o PERÓN» pasó a empapelar las calles. No hace falta aclarar que los ánimos estaban encendidos, y la campaña electoral no estuvo exenta de heridos y muertos.




La suerte estaba echada, y pasó lo impensado. La formula Perón - Quijano resultó electa por el 52,84 % de los votos. Comienza a forjarse el Movimiento Nacional Justicialista. Y, como lo anunciara Perón tan solo cuatro meses antes, la Argentina finalmente venció.



Perón y Quijano.


Anexo fotográfico:





Propaganda de la Unión Democrática


Acto de la Unión Democrática:

«Contra el nazifascismo, sigamos su ejemplo».


Fuentes:

www.jdperon.gov.ar/2018/10/17-de-octubre-de-1945-dia-de-la-lealtad/

http://www.telam.com.ar/notas/201510/123685-17-de-octubre-peron-plaza-reunion-evita.html

LA ARGENTINA ES UNA NACIÓN DESPOBLADA...

Al leer el título de la nota muchos pensarán, ¿qué locura es esta? Claro, quienes vivimos en las grandes urbes somos, muchas veces, ajenos a...